

Marianela González tiene 39 años, trabaja en comercio, y desde 2018 cumple servicio en el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Dudignac, una pequeña localidad del distrito bonaerense de Nueve de Julio. “Para ser bombera se tiene que nacer, hay que tener mucha vocación, no hay otra explicación que la de ayudar a la gente”, afirma. Esa misma convicción la llevó a obtener recientemente el tercer puesto en “equipo mixto” en los “Desafío de Bomberos 2025”, una competencia de destreza y resistencia que organizó el Cuerpo de Bomberos de Capitán Pastene, el 22 y 23 de marzo, en Chile. De su equipo, “El Rejunte”, también formaron parte: Martín Meringer, Camila Lihuen, Ricardo Riesenber y Hernán Fourcade.
En el evento participaron 25 Cuerpos de Bomberos, 42 equipos, 27 competidores individuales y 280 bomberos provenientes de diferentes zonas de Chile, a los que se sumó la delegación argentina.
En diálogo con Noticias Ruta 5, Marianela brindó detalles sobre la competencia y su profesión:
¿Ya habías participado en una prueba a nivel internacional?
Yo participaba en pruebas a nivel nacional, pero esta es la primera vez que salgo del país. Esta vez no me preparé para hacer individual, pero a veces hago todo el circuito completo en las competencias nacionales, acá en Argentina. Ahora participé de un equipo mixto. En Chile permiten hasta cinco personas en el mixto. Una chica subió la escalera. Otro chico bajó la bajó y me entregó el testimonio. Yo subí el yunque. Un compañero hizo el zigzag de los conos y el arrastre de la línea, y otro hizo el rescate de la víctima, es decir, llevó el muñeco los 30 metros hasta la recta final.
Facundo Gamez, otro integrante de la delegación argentina, obtuvo el primer puesto individual. Él es de la ciudad bonaerense de General Belgrano. Y Melina Moncayo, que es de Villa Gesell, fue subcampeona en individual femenino.
¿Qué destrezas tenés que desarrollar en la competencia?
Los desafíos de la prueba representan la vida cotidiana de un bombero. Nosotros nos entrenamos para estar bien físicamente, para poder realizar todos los servicios. La competencia implica el ascenso a una torre de tres o cuatro pisos; llevar las mangas -20 kilos para los varones y 10 para las mujeres- desde el piso hasta arriba; luego hay que bajarse y subirse al yunque, que es un lingote que lo tenés que mover con un martillo y simula una entrada forzada a una vivienda, como si se tratará de romper una pared, y pesa alrededor de 72 kilos. También hay que hacer zigzag con conos y el arrastre de una línea aproximadamente unos 30 metros. Luego pasas una puertita para hacer tiro al blanco y te vas luego a la parte del rescate de la víctima, que implica levantar un muñeco que pesa alrededor de 85 kilos, en un recorrido de otros 30 metros.
¿Cómo surge la iniciativa para poder participar del desafío?
Tengo que agradecerle al jefe y al consejo directivo por la autorización. Todos los bomberos que viajamos entrenamos con la misma profesora: Celia Pla, que es cordobesa. Yo ya hace tres años que entreno con ella. Dos de los compañeros entrenan hace un poco más de tiempo, desde la pandemia. Y después se fue sumando más gente.
¿Qué rescatás de la experiencia vivida en Chile?
Del evento rescato el compañerismo, las ganas de entrenar, de superarse. El entrenamiento te da eficacia para poder brindar un mejor servicio. Acá en la ciudad (Dudignac), por ejemplo, tenemos mucho verde, mucho forestal, no hay muchos edificios pero hay mucho llano forestal. Hay servicios en épocas de sequía que son muy largos, y el entrenamiento te permite estar en óptimas condiciones.
¿Siempre quisiste ser bombera?
Esta vocación nació en mí porque siempre me gustó ayudar a los demás. Entonces cuando se abrió el curso para ser bombera me anoté. Tuvimos nueve meses de estudio. Hasta que rendimos un examen final y quedé entre las postulantes que se habían presentado. Ahora estoy cursando para mi ascenso, en diciembre tengo que rendir el final.
¿Cuándo ingresaste a trabajar en el cuartel de Dudignac?
Yo entré en el cuartel en 2018, que fue el año que permitieron el ingreso de las mujeres. Ingresamos seis mujeres nada más. Ese año fue muy movilizante, porque no había mujeres en el cuartel. Se inscribieron varias, pero había un cupo para seis personas. Fue el primer cuartel en el distrito de Nueve de Julio en el que pudieron ingresar mujeres. En el destacamento de Patricios hay mujeres, pero ellas ingresaron hace dos años.
¿Cómo las recibieron los compañeros?
Los compañeros nos recibieron muy bien. En el cuartel hay mucho respeto.
¿Se complica su trabajo en época de temporales?
Nosotros hacemos cursos y tenemos capacitaciones internas. Pese a todo lo que ha llovido en la localidad, en lo que va del año no hubo demasiados servicios. El año pasado, que tuvimos un tornado en Nueve de Julio, hubo más servicios porque se produjeron voladuras de techo, caídas de árboles. De todas maneras, las mujeres estamos preparadas al nivel de los hombres, no es que por ser mujeres nos vamos a quedar en el cuartel. Participamos de los servicios normalmente porque para eso nos capacitan.
¿Cómo es la vida en el cuartel cuando no tienen que realizar un servicio externo?
Tenemos un orden interno donde cada cual tiene su sección. Está la sección de ayudantía, automotores, ropería. Yo por ejemplo estoy en la sección de automotores, porque también soy chofer, soy motorista. A veces nos toca lavar los móviles, engrasarlos, acondicionar las cosas. Siempre se trabaja.