miércoles 30 de abril de 2025 - Edición Nº679

Entrevistas | 23 nov 2024

CARLOS CASARES

Diego Bergues, un creador de robots campeones con impronta casarense

Es analista de sistemas, profesor y fundador del Club de Robótica Casares de la escuela EEST N° 1. Allí diseñó el bot velocista con el que obtuvo el premio mayor de la Liga Nacional. En diálogo con NoticiasRuta5, brindó detalles sobre la competencia, destacó los principios de su especialidad y de su labor como docente.


Diego Bergues nos comparte una foto. Se lo ve sonriente, con un trofeo en cada mano y dos colegas lo llevan en andas. El festejo es merecido: recientemente se consagró campeón de la Liga Nacional de Robótica (LNR) con su bot El Chavo, en la ciudad de Bahía Blanca. “Allí gané la última competencia -explica-, pero como a su vez participé todo el año y venía puntero en el campeonato, también salí campeón. Por eso estoy con dos premios”.

Bergues nació en Carlos Casares hace 46 años, es analista de sistemas y profesor de educación secundaria técnica y agraria. Desde siempre le gustó la tecnología, “la posibilidad de hacer cosas”. Esa afición y el amor por la docencia lo llevaron a fundar, en 2018, el Club de Robótica Casares, en la escuela EEST N° 1. “En 2017, me enteré que en Ayacucho habían hecho una competencia robótica y me impactó, porque en ese momento yo no sabía lo que era un robot. A partir de ahí me puse en contacto con ellos. Y luego trajeron todos sus robots a Carlos Casares. Hicimos la primera expo robótica en mi ciudad. Cuando vos ves un aparatito que se mueve solo, que lo fabricás vos, que lo programás vos, que tenés posibilidades de probarlo, es increíble.  Y encima, cuando te ganan muy fácil en una competencia te da bronca, y empezás a preguntarte por qué te ganaron, y empezás a mejorar el robot. Me di cuenta que esta actividad le iba a servir a mis alumnos. Más que nada para desarrollar el pensamiento crítico, el diseño, la innovación. Y a partir de ahí le propuse al director de la escuela hacer un club de robótica. Todo eso no estaba en el diseño curricular. Lo empezamos a hacer los sábados, obviamente ad honorem. Arrancamos tres profesores y tres alumnos. En 2019 ya obtuvimos el primer resultado: salimos campeones en la especialidad Triatlón Robótico, en el Campeonato Provincial de Feria de Ciencias en Mar del Plata, y obtuvimos el subcampeonato nacional de Categoría Fútbol de Robots de la LNR”, rememora Bergues.

SIN QUERER QUERIENDO

Otro premio del Club llegó este fin de año de la mano de El Chavo. El robot resultó ser el más veloz en la categoría Carreras de la LNR. El Usaín “Bot” de Casares obtuvo 98 puntos en la tabla anual y gritó campeón. Yager (78,40 pts.), Delta X (75,95 pts.) y casi 30 robots más no pudieron darle alcance. En la Liga Nacional también se puede batallar en las especialidades Fútbol, Laberinto y Sumo -una especie de Transformers  bonsái-.   “La competencia de carreras se asemeja al juego de autos scalextric, y las pistas tienen entre 20 y 30 metros. Los robots son autónomos. No se manejan con una palanquita. Uno los larga y van solos. Tiene unos sensores abajo, están siempre centrados y pueden doblar cuando viene una curva”, ilustra Bergues a los legos en la materia.

Ante la curiosidad obligada, nos revela: “¿Por qué el robot se llama El Chavo? Hace un año yo tenía una alumna, que era parte del Club, y viajábamos con ella a distintos eventos. Y siempre nos decía: ´El Chavo tiene hambre´ –como el famoso personaje infantil mexicano-. Siempre tenía hambre. Comprate un turrón, le decíamos. Y fue tanto el Chavo tiene hambre, el Chavo tiene hambre, que el nombre le quedó al robot”.

El Chavo, pero de metal, se coronó en el lugar donde empezó todo: “La última competencia se hizo en Bahía Blanca, porque casualmente hace 20 años que en Argentina se hace robótica. Hace 20 años, la gente de la UTN de Bahía Blanca vio  que estas competencias se hacían en Japón y decidieron replicarlas acá en Argentina. Comenzaron seis personas en total. De a poco fue creciendo. Este año fue particular porque pegó muy fuerte el tema de la economía. El año pasado había más de 600 robots, este año llegaron a 350. Bajó la cantidad, no porque haya menos robots, sino porque el transporte está carísimo. Hay gente incluso que viene a competir en avión. Hay distintas zonas que participan. Están las zonas centro, este, oeste, norte, sur, austral. Y la final se hace en un solo lugar. Tenían que venir los de Salta, Tucumán, Tierra del Fuego, Río Negro, San Juan, todos a un solo lugar, y el tema costos se complica”, explica Bergues. Pero de todas maneras, la pasión es más fuerte: “Yo en al Club trabajo un sábado por mes de 8 a 12. Para poder salir campeón en la Liga tenés que asistir por lo menos a tres fechas. Ponemos nuestros autos, compartimos con los otros profes, manejamos un poco cada uno. Yo termino de lunes a viernes de dar clases, y el sábado hay que estar en la competencia. A veces llegamos muy cansados, pero lo hacemos porque nos gusta y es la única forma de poder llegar a la final con chances, porque la liga es muy competitiva”, sostiene.  

 

¿Los proyectos de tus alumnos se destacaron también en el Premio Clarín-Zurich?

Sí, en nuestra primera participación en el concurso Clarín-Zurich quedamos entre los diez primeros. Luego, a los dos años, volvimos a presentar el Club de Robótica y nos dieron una mención, que en ese momento representaba unos $200 mil. Ese dinero yo no me lo quería quedar, ni volcarlo a la escuela, porque gracias a Dios tenemos de todo, somos una escuela chica con poca cantidad de alumnos. Entonces lo hablé con mi familia, y le propuse al director de la escuela hacer un viaje y fomentar la robótica en dos provincias que no participaban de la LNR. Estuvimos en Catamarca y La Rioja con un grupo de 18 chicos, llevamos impresoras 3D. Lo mismo que hizo la gente de Ayacucho conmigo intenté replicarlo en esas provincias.

¿Qué les aporta la robótica a los estudiantes?

Cuando yo estudié sabías que ibas a ser mecánico, tornero, carpintero, electricistas. Hoy, en cambio, los chicos entran en la escuela y sabrá Dios qué oficio habrá disponible cuando se reciban. Lo que yo tengo claro es que van a tener que manejar datos, solucionar problemas, trabajar en equipo y aplicar el pensamiento crítico. Y el robot es un problema constante. Estos cuatro principios van a ser necesarios y trato de divulgarlos.

¿Cuál es la reacción de los alumnos cuando les hablás por primera vez de robótica?

Cuando me presento haciendo difusión en las escuelas, les pregunto a los chicos de primaria o de jardín cuántos de ellos tienen en sus casas un robot, y ninguno levanta la mano para responder. Luego le pregunto quién de ustedes tienen una lavadora automática o un horno microondas y ahí la levantan todos. Ellos se imaginan lo que ven en las películas, un robot gigante, que agarra un auto y lo tira para arriba, pero nunca lo relacionan con algo que hace una actividad rutinaria. Ninguno tiene idea, pero luego dicen, cierto, si yo al lavarropa lo programo.

¿Hay algún robot del cine o la literatura que te interese por algo en  particular?

Yo no tengo un robot preferido. Los chicos siempre me preguntan por la película Yo robot, pero la verdad es que aún no la vi (risas). Me gustaba leer muchas cosas,  (Julio) Verne, por ejemplo, pero nada relacionado con los robots.

¿Crees que están actualizados los contenidos tecnológicos en las aulas?

Yo creo que los contenidos estás muy desfasado para lo que el chico precisa hoy en día. Por ejemplo, en educación técnica estamos trabajando con un diseño de 2009. Es todo un tema. Lleva muchos años actualizarlo, y luego cambia el gobierno y los que llegan creen que lo que se hizo anteriormente no está bien. Y mientras tanto avanza la inteligencia artificial, la realidad aumentada, un montón de cosas que en poco tiempo evolucionan muchísimo. Yo creo que en primaria los chicos deberían tener programación como materia. No solo para que programen un robot. La materia es esencial, porque si a vos en programación te faltó una coma, la cosa no te va a funcionar. Y ahí estás leyendo, interpretando, tenés gramática, es muy abarcativa. Les va a servir a los chicos para integrar muchas áreas de conocimiento.

¿El Club de Robótica tiene apoyo empresarial?

Las empresas locales ahora se contactan, nos llaman, el Club se relaciona. Dentro de los procesos sociocomunitarios, pudimos trabajar con Tomás Hermanos (una empresa de multiservicios para el agro) y fabricar un freatímetro automatizado (se trata de un mecanismo receptor-emisor de datos sondeados en la profundidad de las capas freáticas, que permite medir el nivel de napas, humedad y temperatura del suelo). También participamos con los alumnos en un certamen del Banco Patagonia y entre 80 trabajos presentados quedamos quintos. En otro concurso nos ganamos un dron. La visión que tuvimos en aquel momento, para que los chicos comiencen jugando con robots, pero en séptimo grado ya hagan una aplicación o una automatización, algo que genere valor agregado, que sirva para la agricultura de precisión, es un ciclo que se cierra con éxito.

¿Cómo ves la aplicación de la robótica en las empresas? ¿Afecta el empleo?

Nosotros en el Club hablamos sobre el tema, tomamos conciencia y queremos hacer automatizaciones que generen valor agregado. Acá, por ejemplo, en la ruta 5 hay un tambo robótico que yo fui a visitar. Las vacas están sueltas y dejan las pasturas para pasar a un lugar donde un robot las ordeña. Y sin embargo, cuando pregunté, me dijeron que tienen la misma cantidad de gente trabajando que la que había antes de aplicar el nuevo sistema. Lo bueno, en este caso, es que le sacás la rutina al pobre tambero, que se la pasaba en la fosa lleno de estiércol poniendo la pezonera. Y ahora está subido a un tractor, le da comida a la vacas en el horario que una computadora le avisa. El robot ordeña, pero si la vaca tiene fiebre o alguna enfermedad lo detecta y también avisa. Creo que tenemos que estar acostumbrados a lo nuevo, y por eso hablo de adquirir saberes digitales desde la primaria. La automatización va a estar, la máquina va a estar, pero con el hombre, y ese hombre debe estar capacitado. Nos contaban en el tambo que falta gente para manejar los tractores y las sembradoras nuevas. Creo que hay que apuntar y mucho a la agricultura de precisión, y generar valor agregado porque el mundo va a demandar alimentos, y es una buena oportunidad. Por eso debemos fomentar la sociedad de conocimiento.

Finalmente, a la hora del balance y con los resultados de su proyecto visibles, Diego Bergues asegura: “Mi experiencia con la robótica y la docencia es súper positiva.  Tiempo atrás, un amigo me escribió en mis redes sociales una frase que me gustó: ´El que trabaja en lo que le gusta, no trabaja más en su vida´. Y tiene mucha razón”.

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