

El presidente Javier Milei presentará este lunes el proyecto de Presupuesto 2026, la ley de gasto anual enmarcada en el acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La presentación, que será por cadena nacional grabada en la Casa Rosada y no en el Congreso como es la tradición, se hará en un clima político tenso tras el revés electoral en la provincia de Buenos Aires y los vetos presidenciales a iniciativas que recomponían partidas en salud y universidades, y con la urgencia de mostrar números que consoliden el sendero fiscal que prometió el Gobierno.
Se espera que los ejes del proyecto incluyan proyecciones de un crecimiento real en torno al 4,5% en 2026, en línea con lo que espera el FMI; una desaceleración de la inflación hasta un rango entre 7% y 12% anual, lo que es una meta es clave para consolidar la estrategia monetaria y fiscal; y un superávit primario del 2,2% del PBI, por encima de la meta autoimpuesta para 2025.
Respecto a los ingresos del Estado se proyectan estables en torno al 16,7% del PBI en 2023-25, con una recuperación esperada a 17,3% del PBI en 2026. El gasto primario, en tanto, se mantendría relativamente contenido respecto a 2024-25, consolidando una baja estructural del gasto respecto a niveles de 2023.
Dónde recortará el gasto el Gobierno
El proyecto de Presupuesto 2026 articulado por el equipo económico incluirá recortes y reconducciones en varios frentes. Se propone una continuidad en la quita de subsidios, que bajarían a 0,8% del PBI (0,2 puntos menos que la estimación para 2025). La intención del Gobierno es limitar el gasto en energía y transporte como uno de los grandes ahorros.
El texto ajustará transferencias a las provincias y en los ATN, con impacto directo en las cuentas provinciales; esa reducción será uno de los ejes de conflicto con gobernadores, quienes esperarán a después de las elecciones de octubre para sentarse en la mesa de diálogo que anunció Milei.
Se prevé que el documento también incluya un reordenamiento de partidas de inversión pública: mantenimiento de proyectos prioritarios ligados a la infraestructura crítica y ajuste en rubros discrecionales.
El proyecto de Presupuesto llega en un momento de tensión política para Milei: los recientes vetos a leyes que buscaban recomponer financiamiento universitario y partidas para pediatría encendieron protestas de gremios y movilizaciones sociales, y sacaron a la luz la tensión entre la búsqueda de gobernabilidad y la ortodoxia fiscal.
El oficialismo enfrenta, además, una fuerte resistencia legislativa. La coalición oficialista no controla el Congreso, por lo que ajustes duros pueden sufrir enmiendas, especialmente en educación y salud.
FUENTE: Ámbito Financiero