

La planta de porcelanatos ILVA, ubicada en el Parque Industrial de Pilar cerró sus puertas el último viernes y comenzó a enviar telegramas de despido a sus más de 300 empleados, confirmaron desde el gremio de ceramistas FOCRA.
Los trabajadores realizaban este viernes una protesta frente a la planta, donde denunciaron que “la empresa dejó tiradas en la calle a 300 familias”.
La decisión de ILVA se da en un marco de crisis para la industria local. Solo en Pilar hubo casi 700 despidos en los últimos meses. Mientras tanto, este jueves hubo una marcha masiva de trabajadores de Ternium-Siderar en San Nicolás en protesta por despidos y medidas de flexibilización laboral.
Los trabajadores de la fábrica de cerámicos denuncian que la empresa pretende modificar el actual régimen laboral “4×4” (cuatro días de 12 horas y cuatro de descanso) para reemplazarlo por un “6×1”, lo que implicaría una reducción del 30% en los salarios y la pérdida de beneficios como comedor, transporte y cobertura médica.
La firma había presentado un Procedimiento Preventivo de Crisis ante el Ministerio de Trabajo, que fue rechazado, y sin embargo adquirió recientemente nueva maquinaria, lo que aumenta la incertidumbre.
Los trabajadores de ILVA hablaron con la prensa en la manifestación y destacaron que “hace una semana que la empresa ha decidido el cierre definitivo de su actividad productiva. Notificó que cerraba su producción poniendo un candado en la puerta y aduciendo que supuestamente esta semana iba a mandar telegramas de despido. El lunes (1º de septiembre) empezaron a llegar esos telegramas”.
Una firma con historia
Fundada en 1992, ILVA se consolidó como un emblema de la producción de porcelanato en Argentina, con una capacidad de más de 4 millones de metros cuadrados anuales y presencia en mercados internacionales gracias a su diseño y tecnología. La empresa también fue pionera en procesos sustentables, como la “eco-pasta” para reutilizar residuos industriales.
En los últimos meses, sin embargo, los empleados sufrieron el pago de aguinaldos en cuotas, suspensiones rotativas y despidos parciales. El cierre definitivo golpea ahora a las familias que dependen de la fábrica.